sábado, 25 de mayo de 2013

Vigésimo tercer capítulo

BUENAS BUENAS BUENAS BUENAASSSSS
Venía por aquí y quería celebrar mi primer cumpleaños con este blog... Lo hizo el pasado 14 de mayo *-* Quería haber tenido el capítulo para ese día...Pero me fue imposible :S
Con suerte,hoy ya la tengo aquí, ya queda menos para el final akjdbhijdbgj
La verdad es que tengo ganas, no me lamento para nada de este blog,pero tengo ganas de acabarlo y ponerme con otros proyectos que están a caballo entre mi mente y mis apuntes jajajajajajajaja Espero que disfrutéis de Bella y que reviváis un poco el querido libro de nuestra Suzanne, un besazo enorme para todos <33


Observaba con los brazos cruzados como la gente de mi distrito llenaba lentamente la plaza. El aviso ya había sido hace bastante rato, pero la gente no tenía ninguna prisa por saber quiénes serían los “valientes” que representarían al Distrito 4 en la septuagésimo cuarta edición de los Juegos. La verdad, yo tampoco, estaba harta de aquello. Era demasiado doloroso ver como cada año perdías a dos niños que estaban a tu cargo. Las largas y tristes miradas de sus familias cuando volvías al distrito se hacían muy pesadas. No aguantaba más, me levanté y puse una excusa para poder evitar la elección e ir directamente a descansar a mi cuarto en el tren.

Recorrí los vagones de manera lenta observando cada uno de los detalles del tren. A parte de un par de remodelaciones, el tren seguía tal y como era cuando yo fui a la arena. Cuando Douglas vino conmigo. Douglas. Ese nombre me oprimía el pecho. En ocasiones le echaba tanto de menos que me sentaba a llorar durante horas, a veces días, sobre todo cuando Miles estaba en el Capitolio por algún asunto de trabajo. Y lo estaba en ese momento.
Llegué hasta mi habitación y me tumbé en la cama, y me puse a llorar quedándome dormida.
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 Me sobresalté ligeramente cuando escuché la voz salir de la televisión: Retransmitían las cosechas de los distritos. Observé durante un instante los tributos de mi distrito, era un niño de unos doce años con unos prominentes rizos y ojos azul claro y la chica tendría alrededor de catorce años, una larga cabellera negra y unos ojos marrones. Sus nombres eran Ethan y Tara* respectivamente.
Miré el reloj. Era la una de la mañana, sentía como el tren viajaba a la velocidad de la luz. Los tributos hacía horas que estaban en el tren y habíamos empezado a viajar. Probablemente llegáramos al Capitolio en menos de una hora.
Seguí mirando el resto de cosechas, pero creí que mi corazón se paraba al llegar al distrito 12. Un chico rubio y una chica de pelo oscuro se daban un apretón de manos. El chico, dijo el presentador, se llamaba Peeta Mellark y era hijo de unos panaderos del lugar. Salía mientras tanto un primer plano suyo. Era guapo. Pero cuando salió el primer plano de la chica, mis sospechas se comprobaron y me dejaron horrorizada. Era Katniss. Katniss había sido seleccionada. O eso creía hasta que el locutor realizó un breve resumen de la jornada acompañado de imágenes intermitentes. Prim, mi otra nieta, había salido en la papeleta, pero ella era tan joven –solo doce años- que su hermana se había presentado voluntaria por ella. Era algo inusual en los distritos de la periferia incluso entre hermanos. Eso fue algo que dio mucho de qué hablar sobre todo en el inicio de los juegos.
Rodé por la cama durante una unidad indeterminada de tiempo, pero finalmente caí en terribles pesadillas. Mi nieta parecía fuerte, sí, pero ¿Acaso no lo eran los demás? Había observado con atención los tributos del uno y del dos, y ese Cato tenía un aspecto bastante… violento.
Me desperté muy pronto y me vestí rápidamente con la ropa que había preparado un avox en la silla continua a mi cama. La habitación tenía un color morado que a mí no me gustaba y le daba un aspecto lúgubre. Al llegar al comedor me senté en la silla de caoba. No había nadie más por allí y al comprobar el reloj me di cuenta de que tan solo eran las cinco de la mañana. Lo que me había despertado había sido el paro del tren en la parada. La gente del Capitolio solía ir a recibir a los tributos a la estación, pero no se esperaban que algunos llegaran a esas horas. Suspiré y esperé durante un rato hasta que el resto de la gente que ocupaba el tren se despertaba.
Mi compañero como mentor, Henry, fue el primero en acudir. Se sentó y me habló durante largo rato sobre cómo se ganaba la vida su hija mayor. Yo me limitaba a sonreír y a escuchar, pues no quería que si me preguntaba algo sobre mi familia pudiera nombrar sin querer a mi hijo muerto o a mis nietas que no me conocían.
Ya el sol despuntaba en el horizonte cuando Ethan y Tara hicieron su aparición. Me levanté y me dirigí hacia ellos con la mejor de mis sonrisas.
-Buenos días chicos, ayer no tuve ocasión de presentarme. –Les tendí la mano, pero ellos parecían tan asustados que dudaban si darme la suya.- Mi nombre es Bella, y voy a hacer todo lo posible para que… bueno, esto sea lo más llevadero posible
Hice una mueca y bajé la mano. No podía prometerles que iban a regresar a casa porque ni yo misma lo creía. Las pocas veces que había prometido eso algún tributo había sufrido viendo su muerte, en la que sus ojos parecían estar diciéndome: “Me prometiste que saldría con vida y no lo has cumplido.” Era una sensación francamente terrible.
No se mostraban muy participativos conmigo. Tomaron su desayuno y a las nueve de la mañana nos vinieron a buscar los coches oficiales para hacer nuestro traslado al Centro de Entrenamiento. Entramos en el lujoso vestíbulo y enseguida subimos a la planta cuarta, la planta que correspondía a nuestro distrito. Todo aquello me evocaba recuerdos de mis días pasados allí. El silencio se disipó en el ascensor cuando nos encontramos con el que sería estilista de Tara y que un día fue el mío: Jeard. Todavía seguía siendo muy alto, pero su moreno se había apagado conforme pasaban los años y se había teñido el pelo de rubio casi blanco para evitar que se notaran sus canas. Sonrió al verme y me abrazó efusivamente. Yo le correspondí.
-¡Por dios amor! ¿Cuántos años hacía que no coincidíamos en unos juegos? Casi diría que desde los tuyos –Echó una profunda carcajada- ¡Madre mía cuanto has perdido! –Miro mi pelo escandalizado-¡Está claro que necesitas un tinte totalmente, las canas no te favorecen!
Negué sonriendo. Pronto se puso a hablar con los tributos, charla que continuó incluso al llegar al salón de nuestra planta. Todo seguía igual: Los mismos muebles, las mismas pinturas y hasta algunos avox. Nos acomodamos en los sofás. Yo estaba esperando a Miles que había prometido venir antes del desfile. Tenía que hablar con él. Teníamos que hacer algo por Katniss.
En la conversación que mantuvieron me enteré de que los tributos eran viejos conocidos del colegio, y que habían dictaminado protegerse el uno al otro durante todo el tiempo que se quedaran en la arena. No escuché mucho más porque pronto sonó el ascensor avisando de una nueva llegada. Salí pitando hacia allí y me abalancé sobre Miles. Mi cuerpo era viejo, pero aún podía resistir a esos trotes. Al fin y al cabo los juegos hacen mella en ti para el resto de tu vida.
-Miles, tenemos que hablar, ha pasado algo que… -Me paso el pelo por detrás de la oreja y desvío mi mirada al suelo.
-Lo sé, yo también he visto las cosechas. ¿Tenemos alguna posibilidad de ayudarla? –Dijo mientras me elevaba la barbilla y me obligaba a clavar mis ojos en sus profundos y grises espejos del alma.
No quería mentirle. No había muchas posibilidades…Así que me lancé a llorar. Él me pasó un brazo por los hombros y me llevó hasta mi habitación donde nos sentamos sobre la cama. Él me acariciaba el pelo y yo sollozaba mientras tanto explicándole nuestras limitadas oportunidades de ayudarla.
-De acuerdo, vístete, acompaña a tus tributos y ejerce como la buena mentora que eres. Yo voy a echar un vistazo. Intentaré acercarme a ella. –Me dio un leve beso en los labios y me guiñó el ojo al salir por la puerta.
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Dos horas más tarde me encontraba sentada en un palco esperando el inicio del desfile. Ninguno llamaba especialmente mi atención, ni siquiera los de mi distrito con las típicas ropas de nuestro distrito. Ambos parecían muy asustados tras haber conocido a la competencia…No sería un juego fácil para ellos al pasar la Cornucopia, si es que conseguían pasarla… Me reprendí mentalmente por tener aquellos pensamientos negativos y me concentré de nuevo en los demás distritos. Me llenó de gozo, y de miedo al principio, ver a Katniss envuelta en llamas en su carro. Deslumbraba enormemente junto a su compañero, ambos con un traje ignífugo. El público no dejaba de aplaudir con entusiasmo. Les tiraban rosas y gritaban sus nombres, sobre todo el de ella. En un momento, Peeta le agarró la mano. A Katniss el gesto no le gustó mucho, pero finalmente accedió. Eso me provocó ciertas risas y algún suspiro… Tan jóvenes y con esas vergüenzas.
Antes de que acabara el discurso de Snow nosotros ya habíamos llegado al lugar donde los carros volverían en cuestión de segundos. Recibí con alegría a mis chicos y les felicité por su traje. Observé de lejos a Katniss hablar con su mentor, Haymitch. Querría haberme acercado, pero me limité a encogerme de hombros y a volver a nuestra planta con el resto del equipo.
Quedaban por delante tres días de duro entrenamiento más el día de la entrevista. Cuatro días que yo aprovecharía para buscar patrocinadores. Pero no para mis tributos, cosa que sentía enormemente, sino para Katniss.  La cena fue rápida y pronto estábamos cada uno en nuestras habitaciones. Yo caí rendida nada más tumbarme.
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El momento de la entrevista por fin llegó. Los tres días anteriores había conseguido, no sin esfuerzo y algunas promesas, un par de patrocinadores para Katniss… Esperaba que eso sirviera en un principio. La mayoría de los tributos de los primeros distritos alardeaban de su categoría como seres letales, pero a partir del cuarto se veía una clara decadencia de la condición física y de la seguridad que tenían en sí mismos. Dieron breves y tímidas respuestas. Volvieron y nos quedamos en una sala junto con otros tributos que ya habían acabado y sus mentores.
Cuando llegó el turno del distrito 12 me quedé sin habla de lo preciosa que estaba ella con aquel deslumbrante vestido rojo. A pesar de su máscara de frialdad y fuerza, su voz se quebró ligeramente cuando le preguntaron sobre Prim… La gente del Capitolio era verdaderamente mezquina y muy poco sensible cuando preguntaban sobre esas cosas sabiendo que había posibilidades de no volver a ver a su hermana. Al dar vueltas sobre su vestido se vieron algunas llamas que dejaron con la boca abierta a más de un espectador, y después se acabó su entrevista. A continuación vino Peeta. Parecía que su estrategia era caer bien, puesto que no dejó de hacer bromas en el transcurso de la conversación. Pero hubo un momento en el que Peeta confesó su amor…su amor por Katniss. Nadie se esperaba eso. Estaba segura de que más de una persona pensaba que aquello era una mera estrategia, pero yo podía ver en aquellos ojos un amor tan intenso como el que yo sentía hacia Miles cada vez que lo veía. Desde aquel momento decidí que Peeta era de la familia para mí, quería que ese chico estuviera con Katniss y la cuidara, aunque sabiendo el genio de ésta dudaba enormemente que se dejara.
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A la mañana siguiente nos despertaron pronto y acudimos al desayuno. Ethan y Tara no querían comer, pero les obligamos a hacerlo puesto que no sabrían cuando sería la próxima vez. Al final accedieron a regañadientes, pero la cara de susto que había en sus semblantes era algo que no podía obviarse. Llegada la hora nos dirigimos al ascensor y acudimos al helicóptero que nos llevaría a la arena creada para la ocasión. Entonces me di cuenta de que no había tenido oportunidad de hablar con Katniss. Si moría –Cosa que no quería pensar-nunca sabría que yo era su abuela.
Aparté momentáneamente aquello de mi cabeza y acompañé, junto con Henry, a los tributos hasta las salas desde las cuales partirían a la arena. Entré con Tara en la que estaba más alejada. Se oía la cuenta atrás y ayudé a la joven a ponerse la ropa que llevaría durante los juegos. Quedaban 20 segundos. Ella debía entrar. Le apremié pero ella se abrazó a mi cintura y se negaba a soltarse. Tenía el rostro lleno de lágrimas, pero tuve que empujarla delicadamente hasta la plataforma y una vez allí ella dejó de llorar. Parecía que de pronto se hubiera vuelto consciente de que estaba a punto de salir a una muerte segura. La plataforma comenzó a ascender y ella me lanzó una mirada suplicante. Salí de allí y me reuní con Henry. Salimos del lugar y regresamos al helicóptero. Quería que aquello acabara lo antes posible.
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Katniss había ganado. Junto con Peeta. Ellos habían roto las reglas, su amor había podido con el sistema legislativo. Pero sabía que Snow no iba a dejar esto pasar. Él era demasiado orgulloso. Debía estar al lado de mi pequeña, aunque aún no estaba preparada para hablar con ella. Los juegos eran algo muy duro que creaba traumas difíciles de superar si había alguien ahí que te daba problemas. Ya habría tiempo de contarle la verdad.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Vigésimosegundo capítulo


HOLA,Al fin he podido subir *-* Me acabo de pegar la paliza,porque hoy quería subir capítulo SÍ O SÍ.También quería subir en Bethkatil,pero me temo que eso no es posible..Este fin de semana espero que sí.. Es que he estado de exámenes hasta la semana pasada,y este fin de semana me lo he tomado de relax total,siento la espera..
EN PRIMER LUGAR,quiero dar las gracias a Perla de Carbón y en especial a Kat porque..SOY LA VENCEDORA DE LOS PRIMEROS JUEGOS DEL HAMBRE VIRTUALES.Han sido geniales,y se han podido realizar gracias al gran esfuerzo de Kat *-*
Segundo:Me he dado cuenta de que sí..Mucha historia pero no he hablado del segundo vasallaje de los 25..Por lo que en el último capítulo intentaré meter algo o no sé..QUE YA SOLO QUEDAN TRES CAPÍTULOS O_O
Que pena me da joupe..¿POR QUÉ ME ENROLLO TANTO?Oc ya,que parezco patética.. u.u DISFRUTAD,Espero que os guste *-* UN BESAZO ENORME!


Al atardecer me encontraba sentada en la playa. Las olas se mecían y su sonido rompiendo contra la orilla me alejaba de mis pensamientos. Tenía los ojos cerrados, pero pude notar como Miles se sentaba a mi lado y sonreí como una boba. Por un momento imaginé que nuestro hijo se hallaba por algún lugar de este distrito, pescando o simplemente respirando. Me imaginé como hubiera sido de diferente mi vida si la hubiera podido compartir con él.
Abrí los ojos y miré con dulzura  a Miles, y me asustó su mirada sombría y fija en el mar. Fue cuando una lágrima se deslizó por su cara hasta llegar al mentón cuando realmente pensé que algo grave ocurrido, puesto que la única vez que le había visto llorar fue cuando nos arrebataron al pequeño Luke.
De pronto, se levantó, me abrazó y mientras me susurraba al oído mis peores presagios: Luke había muerto. Esperaba que un llanto desesperado saliera de mi alma, pero lo único que mi cuerpo hacía era aferrase con fuerza al cuerpo convulsionando por el llanto de Miles.
Sin yo ser apenas consciente, Miles me llevó en volandas hasta nuestra casa de la aldea de los vencedores en primera línea de playa. Me soltó con delicadeza sobre el sofá de cuero negro que estaba en el salón y que iba a juego con la decoración de madera. Mi cuerpo estaba presente, pero no lo estaba mi mente. Ésta vagaba por un mundo paralelo donde yo disfrutaba de mi hijo. La realidad volvía a mí en esporádicas ocasiones, pero cuando esto pasaba un dolor demasiado fuerte para soportarlo presionaba mi ser y dejaba que unos gritos aterradores rasgaran el silencio que me rodeaba. Los gritos traían tras de sí de nuevo el mundo paralelo, y así se repitió el proceso durante un tiempo prologando que para mí fue como una eternidad.
Fue dos días y dos noches más tarde cuando nos comunicaron que se iba a realizar un homenaje a los mineros que habían perdido la vida en la misma explosión que mi hijo. El destino era demasiado cruel, porque no creo que ninguno de esos mineros mereciera aquello. Todos ellos tenían una vida, una familia y unos recuerdos. Aceptamos acudir a tal evento, y el propio alcalde del distrito 12 nos ofreció su casa para alojarnos. Tras preparar una pequeña maleta con cosas elementales, partimos sin demora en tren hacia el distrito 12.
Nuestra llegada fue recibida por varios agentes de la paz, algunos curiosos y la familia del alcalde que constaba del excelentísimo señor Undersee, la señora Undersee y una pequeña niña rubia que, supuse, sería la hija de ambos. Cogimos un par de coches y nos llevaron hasta la casa del alcalde.
La majestuosa mansión se encontraba algo apartada de la ciudad, pero aproximada al barrio de comerciantes y gente con algo de estabilidad económica. Los coches entraban por una gran puerta de hierro y desde la que empezaba un camino empedrado que te llevaba hasta la entrada de la casa. Alrededor del camino podías ver un gran jardín muy frondoso y con gran predominación del verde en la mayoría de sus plantas, a pesar de estar en enero. Al bajar del coche te topabas con unas escaleras de mármol blanco muy anchas. Los agentes nos ayudaron a trasladar el equipaje al interior de la vivienda. Todos entramos en la mansión en pos de los agentes de la paz y nos acomodamos en los sofás que había en el hall. Los muebles parecían estar en perfecta armonía con toda la decoración e incluso con los dueños, que iban con ropajes en tonos azulados idénticos a los de las paredes.
Nos sentamos en unos sofás de color crema en los que estuvimos hablando sobre los acontecimientos acaecidos la última semana. A parte de la tragedia ocurrida en la arena, también el alcalde habló de algunos problemas que había habido en el mercado y de un alboroto sucedido por una discusión entre un cliente y la dueña de la panadería Mellark. Intenté mantener una animada conversación con la pequeña hija del alcalde, que se llamaba Magde, pero no parecía caerle muy bien… También descubrí que aunque fuera bajita de altura, tenía ya once años.
El sol se ocultó mucho antes de lo que me esperaba. En el mismo lugar donde habíamos permanecido sentados desde que llegamos, nos pusieron un delicioso pato a la naranja acompañado con una base de patatas y almendras troceadas alrededor.  Fue una exquisita cena a la que acompañó un sopor general.  Todos acudimos a nuestros respectivos cuartos, y allí nos cambiamos de ropas y nos dispusimos a dormir. Perduré en vilo hasta que Miles estuvo bien entrado en sus sueños.
Crucé el pasillo a tientas hasta el lado opuesto, donde estaba ubicado el despacho del alcalde. Las respuestas a mis preguntas, si es que las había, se encontrarían en aquella habitación. Tras cerciorarme de que no había nadie despierto,comprobé que la puerta no tenía ninguna cerradura que impidiera mi paso,por lo que me interné en la estancia y cerré la puerta tras de mí. Nada más encender la luz mis ojos se posaron en un gran armario de caoba que ocupaba toda la pared frente a la puerta. Me abalancé sobre él,pero al comprobar que éste tenía cerradura, tuve que buscar la llave y el primer sitio que elegí era uno de los más evidentes y el que más probabilidades de fracaso me proporcionaba. Me dirigí al escritorio ubicado a la izquierda,también de caoba y con montones de papeles sobre él,y rebusqué entre sus cajones a cada lado de la mesa. Para mi sorpresa,la llave estaba en uno de los últimos cajones,así que la cogí y fui corriendo hasta el armario. Una vez abierto busqué la letra “E” de “Everdeen” ya que mantenía la esperanza de que a mi hijo le hubieran permitido conservar su apellido. Entre los muchos ficheros de aquella letra,no se encontraba el de mi hijo,así que decidí abandonar la búsqueda puesto que revisar todos y cada una de las letras me llevaría mucho tiempo. Me senté algo exhausta y decepcionada sobre la silla del escritorio,cuero de color verde botella.
La suerte esa noche decidió estar de mi parte,puesto que encima de la mesa y por asualidad entre aquel desorden de papeles,encontré el nombre que ensiaba:Luke Everdeen. Me apresuré a coger el fichero y lo abrí a toda prisa. Dentro se podía ver una foto de él,sin duda tan guapo como Miles. Tenía unos preciosos ojos grises,caracterísiticos de la Veta(Origen de Miles) y el color castaño que tanto Miles como yo teníamos de manera semejante. Las lágrimas amenazaban en salir y no solo por la lástima de que nunca iba a poder ver a mi hijo,si no también por la inmensa alegría que me producía ver un fichero lleno de sus logros y su vida.
La inesperada entrada del alcalde en el despacho me hizo levantarme rápidamente.
-Señora Everdeen, he de decir que no se sorprende verla husmeando por aquí,pero me gustaría saber el por qué.
Le miré desafiante,pero al final rodeé la mesa y me coloqué frente a él cerca de la puerta entornada.
-Viendo lo que tiene en mano-Prosiguió el alcalde.-No me hace falta saber nada más.-Hizo una pequeña pausa.-Es su hijo, eso lo sé…Lo que no llego a comprender es por qué ese chico vivía en la Veta y tenía padres adoptivos..
-Tome asiento,que tenemos que mantener un intercambio de información que nos puede beneficiar e interesar a ambos.
Él se sentó tras su escritorio y apartó algunos montones de papeles para poder verme a mí que estaba sentada en una silla al otro lado.
-Digamos que…Yo no era de la devoción del Capitolio,y mucho menos aprobaban que el hijo de uno de sus Vigilantes-Que querían preparar para ser Vigilante también.- se casara conmigo. Ellos creían que nuestra relación no favorecía a nadie y solo hacía que empeorar las labores de cada uno. No pudieron hacer nada para impedir nuestra boda porque fue en un recóndito lugar escondido del distrito 12-Él me miró algo asombrado pero enseguida volvió a adoptar su actitud de oyente.-pero en cuanto supieron que una vida crecía en mi interior quisieron destruirla a toda costa. Intentaron matarnos,a mí y a mi bebé,de mil maneras distintas,pero al final logré culminar la gestación. ¿Problema? Ellos me tenían vigilada.La mujer que me atendía era en realidad la pobre esposa de un minero de la Veta a la cual habían obligado mi cuidado y a la que otorgaron mi hijo nada más nacer. La mujer me prometió que el niño conservaría su nombre y apellido,pues su marido y posterior padre adoptivo de mi hijo por suerte también se apellidaba así. Me resigné a doblegarme a la voluntad del Capitolio,pero nunca he olvidado a mi hijo.
-¿Y crees que toda la información sobre tu hijo está en esa carpeta? –Asentí ligeramente convencida y le miré firmemente.- Pues estás en lo cierto. Yo mismo he leído esta carpeta unas cuantas veces desde que me contaron que tú eras la madre,pero la historia que acabas de contarme me ha aclarado las cosas… Me dispongo a contarte el resto de la historia pues-Se aclaró la garganta y prosiguió-: Como bien has dicho,los señores Everdeen que vivían en la Veta se encargaron del cuidado del pequeño y fue bastante dichoso a pesar de vivir en ese suburbio. Estudió en la escuela y al cumplir los dieciocho años ingresó como trabajador en las minas. Los domingos salía a la plaza del distrito,donde solía quedar la gente joven en esa época. Luke conoció a una joven hija de mercaderes que se llamaba Margaret. Ambos se enamoraron perdidamente. La joven tuvo que abandonar su vida para estar con su hijo,pero la gente que la conoce jura que fue la época más feliz de su vida. El matrimonio tuvo dos hijas: Katniss,once años y que acude al colegio con mi hija;y Primrose,siete años. Ambas han quedado ahora a merced de su madre y el sustento que ésta les pueda aportar..
-Me..me está diciendo que yo tengo dos nietas-Balbuceé henchida de emoción.
-Sí señora Everdeen..Pero no estoy segura de si podrá estar con ellas..
-No se preocupe, esa opción no la contemplo.. Pero el simple hecho de saberlo me hace una persona muy feliz.
Un golpe de pronto en la entrada nos distrajo. Ambos miramos a la puerta y un par de ojos azulados con una cabellera rubia nos miraban desde el umbral.Me levanté,consciente de que la niña había escuchado la conversación,pero ella se fue corriendo a su habitación donde cerró la puerta al entrar. Yo la seguí y entré a hablar con ella.
-Tú…Tú eres la abuela de Katniss… -Dijo mientras me miraba sentada desde la cama.
-Sí cariño..-Dije mientras me sentaba a su lado y le acariciaba el pelo con ternura.-Pero ella no debe saberlo,de lo contrario podrías poner en peligro su vida..¿Lo entiendes cielo?
-Claro que sí,no soy estúpida..Pero ella se siente muy sola..Deberías ver la cara que ha puesto hoy tras saber el horrible final de su padre..
No dije nada más y me quedé acariciándola y susurrándola hasta que al fin cayó en las garras de los sueños. Me encontraba emocionalmente exhausta y dormí como un lirón hasta que fuimos llamados para prepararnos. Aún nos quedaba el homenaje. Mi traje era de un precioso negro con bordes en tonos blancos y un lazo dibujado en blanco en la espalda. Miles llevaba un traje negro y unos mocasines a juego. Cuando hubimos salido de la casa,no quedaba nadie de la familia del alcalde en ella,pues todos habían ido antes al Edificio de la Justicia. El reloj del hall marcó la una menos diez y un coche nos recogió en la puerta y nos trasladó hasta la plaza. Una vez allí nos mezclamos entra la multitud de gente que se había visto afectada por esta tragedia y que vestía toda ella de negro. Cuando todos estábamos en silencio,el alcalde pronunció un largo y aburrido discurso. Me fijé bien en la gente que había tras él,e incluso estaba el Presidente Snow,al que dediqué una profunda mirada de asco. Vi a la pobre Magde sentada en el extremo del escenario con un vestido negro a juego con unos zapatos negros y calcetines blancos. Prendido a su vestido estaba un broche del Sinsajo,el cual si las fuentes no me eran erróneas perteneció a su tía Maysilee Donner fallecida en el segundo vasallaje de los veinticinco.
Al concluir el discurso salieron en la pantalla fotos de cada uno de los mineros caídos,y no pude evitar estremecerme al ver la cara de mi hijo entre ellos. No muy lejos de mí, vi a una señora algo alta y rubia que permanecía rígida como un palo. Agarrada a su vestido había una niña llorosa de unos seis o siete años, rubia también, y agarrada a una algo mayor de pelo castaño,que me miró un instante. En ese instante a mi mirada le dio tiempo suficiente como para ver esos ojos y reconocer la familiaridad que desprendían. Esos ojos eran los de Miles y los de Luke. Ellas eran la familia de mi hijo. Pensar en que el legado de mi hijo, sus genes y los míos,seguirían a través de aquellas niñas fue lo mejor que podía regalarme la vida en aquel instante. También supe que ella,mi nieta mayor,Katniss Eveerdeen,era especial,había algo en ella que era muy especial,y no me equivocaba en absoluto.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Vigésimoprimer Capítulo


Parece increíble pero...ES CIERTO.HE SUBIDO CAPÍTULO,AAAAAH! Me sorprendo hasta yo u.u Os pido mil disculpas,pero entre el otro blog y el colegio,me ha sido imposible subir antes u.u Que sepáis que llevo escribiendo desde las doce y media y hasta que no he terminado el capítulo,no me voy a la cama JAJAJAJA Gracias por vuestra paciencia *-* DOS COSAS:
1ºNECESITO,que visitéis el blog de April( Diario del mar ) y que le comentéis sus MARAVILLOSOS capítulos,porque ella está convencida de que nadie los lee..Y ES MENTIRA MUAJAJAJA.
2ºQuizá os parezca que vaya muy rápido en este capítulo..Y tal vez es cierto,pero ya solo me quedan cuatro capítulos(Sí,en el 25 se acaba T_T) y tengo que escribir estas cositas.También aclararos que a partir de ahora Bella es mayor,en este capítulo concretamente tiene 54 años..MUAJAJA 
Y ya está,espero que os guste y me perdonéis *-* Un besazo enorme!

Los reconfortables asientos de el salón de la cuarta planta del Centro de Entrenamiento,eran para mí de lo más molestos. Llevaban ahí los mismos desde el año que empezaron los juegos,hace ya sesenta y cinco años. Este año,como alguna otra vez en estos últimos cuarenta años,no me tocaba ser mentora,pero me instalaba en el Capitolio durante los juegos para ayudar con mi experiencia.. Desde que gané el primer Vasallaje de los veinticinco,mi vida cambió por completo. Volví a mi distrito con Miles,donde me recibieron como una gran vencedora y una gran “heroína”,pero yo jamás me sentí así. Todo el mundo me daba la enhorabuena por haber derrotado al resto de tributos,pero lo único que significaba para mí haber salido victoriosa era que había perdido a algunas personas,personas que merecían ganar esto mucho más que yo. Cada rincón del distrito me recordaba a Douglas,porque él también era de aquí y sé que para él ganar significaba honrar la muerte de su hermana en los Juegos. Todo esto me fue más llevadero gracias a que tenía conmigo a Miles,que siempre estaba cuando lo necesitaba. Mamá le dejó que viviera con nosotros,así que pasábamos más tiempo juntos del que yo nunca me había imaginado. Los amigos fue otro factor que aumentó notablemente tras los Juegos,pero por mucha gente que fuera mi “amiga”, siempre serían Marcus y Sophie mis verdaderos amigos. Retomé la amistad con Fennisa,mi amiga del pelo de fuego,pero desgraciadamente ella murió en el parto de su hijo Henry. Yo le cuidé a él y a su hijo,el nieto de Fennisa,como si fueran mi familia. Yo también tuve un hijo,Luke,pero el Capitolio me lo arrebató antes de que el niño cumpliera un mes de vida.
Un avox irrumpió en la sala sacándome de mi ensimismamiento. Me indicó mediante señas de que el tren del distrito cuatro junto con sus tributos de este año y sus mentores,acababa de llegar a la estación. Cogí mi chaqueta de color beis a juego con mi camisa blanca y bajé en el ascensor hasta la recepción. Me senté en uno de los sofás de color amarillo fosforito de espaldas a la entrada.Cogí un periódico para leerlo pero justo en ese momento mi móvil vibró en el bolsillo del pantalón. Descolgué y me levanté.
-Miles,cariño,buenos días –Le dije cariñosamente mientras empezaba a caminar por la sala. No podía estar quieta mientras hablaba por teléfono.-¿Qué tal por allí?¿Todo bien? Ya siento que aún no hayas podido venir conmigo,pero yo te sigo esperando –Reí levemente mientras me miraba en un espejo mi pelo con algunas que otras canas y no con tan lustroso marrón que tuvo antaño,cuando era joven.-¿Qué me querías decir cielo?Ya sabes que si no me cortas hablo y hablo y nunca te dejo que me cuentes….Ajá..Ya..¿Y quiénes son los tributos de este año dices? No,a esa chica no la conozco..Pero deben de estar al caer,así que pronto sabré quién es..¿Y el chico?
Su respuesta no hizo falta,puesto que cuando iba a responder llegó la comitiva de mi distrito.El chico,ese chico. Su inconfundible mata de pelo rubio con esos ojos azules como el mismo mar. Aquel chico de catorce años era el mismo que yo había ayudado a cuidar desde que nació. Era el nieto de Fennisa. Miles pronunciaba su nombre cuando el teléfono resbaló de mis manos y cayó al suelo creando un gran estrépito a la vez que el nombre retumbaba en mi cabeza: Finnick Odair.
Mis ojos,aún incrédulos por lo que veían,seguían tan paralizados como el resto de mi cuerpo. Sentí como mis piernas me fallaban y tuve que apoyarme en un sofá para no caer al suelo. Él se acercó a mi y me miró a los ojos transmitiéndome todo el miedo que sentía. Me recompuse lo más rápido que pude y acompañé a los chicos a su piso correspondiente. Una vez allí los avox se encargaron de enseñarles sus respectivas habitaciones y yo me quedé en la sala de estar color rojo chillón acompañada de Mags,la mentora de los chicos.
-¿Cómo has podido permitirlo?¿Por qué has dejado que sea él quién salga como tributo? –Estaba enfadada,y me encaré contra la anciana pero avispada Mags que estaba sentada en uno de los sofás de la habitación.
-Sabes que yo no soy quién elije quién debe venir y quién no.Es la suerte y las papeletas.
-Pero él solo tenía tres..No puede estar aquí,él no.Después de todo lo que le ha pas..
-No,a él no le ha pasado nada Isabella. Deberías ir asumiendo que el hecho de que tú estuvieras en unos juegos,o  que tu amiga Fennisa muriera,al chico le da igual. Él ha vivido bien estos años,y ahora le toca enfrentarse a la muerte,como hacen veinticuatros adolescentes todos los años.
-Ayúdale,por favor.No quiero que le pasa nada.Quiero que sea el vencedor.-Rogué casi en un susurro.
-Ya sabes que haré todo lo que esté en mi mano para ayudarle,pero no creo que necesite mucha ayuda siendo profesional..
En ese momento fruncí el ceño y la miré extrañada. Con que aquellas tardes en las que se iba a playa a hacer nudos..En realidad se iba a entrenar.Me iba a oír. Salí con rapidez de la habitación y fui hasta la de Finnick. Entré y le encontré mirándome sentado en el borde de la cama. Me dirigió una amplia y verdadera sonrisa y corrió a darme un abrazo. A pesar de estar enfadada,los abrazos de aquel niño hacían que se me pasaran los males. Le abracé muy fuerte y después nos sentamos ambos en la cama.
-Me encanta el color de la habitación-Admitió Finnick mientras admiraba cada una de  las paredes.
-Claro,porque es tu color favorito cielo,el color del mar –Dije sonriendo mientras le colocaba el pelo algo revoltoso y largo.-Necesitas un corte de pelo,le diré a tu estilista que te lo haga después..
-Bella,tengo miedo-Confesó.Le miré con ternura y al instante lo atraje hacia mi.
-No te preocupes pequeño.Todo irá bien,no voy a dejar que te pase nada..Además,me he enterado de que el señorito es un profesional oculto-Le reprendí suavemente mientras me alejaba un poco de él para mirarle a la cara.
-Sí..Lo siento..Verás..Pero quería estar preparado por si este momento llegaba..¿Me perdonas?
-Claro que te perdono,pero debes ganar los juegos ¿Vale?-Le dije bromeando y él asintió con la cabeza.
Un avox llamó a la puerta y pasó un carrito lleno de dulces,bebidas y algunos artículos de peluquería. Justo después de él entraron los estilistas.Empezaron a colocar la habitación para realizar todos los pasos para dejar a Finnick como si fuera un dios del mar para el desfile de tributos que tendría lugar esta noche. Mientras todos se preparaban como locos me acerqué a comer algo del carrito,y Finnick vino conmigo.
-Bella-Me giré y vi que tenía una extraña mirada..¿seductora?-¿Quieres un azucarillo? –Y al instante nos empezamos a reír a carcajadas.Aquello era algo que Miles había enseñado al niño cuando era pequeño,y lo que al principio era una gracia de niño pequeño,se convirtió en el suspiro de muchas adolescentes.
Me mandaron salir de la habitación. Esperaba impaciente en la entrada del ascensor con Mags y el mentor masculino a que salieran  vestidos los tributos. Llegaron bastante puntuales,y no pude evitar sorprenderme. La tributo,Margaret, iba vestida con un precioso vestido azul de manga francesa y lleno de brillante,que tenía una perla dibujada con perlas en la zona del abdomen,y llevaba el pelo castaño recogido en un moño medio-alto. Finnick llevaba una imponente cola de sirena azul que le cubría hasta los pies y llevaba el torso al descubierto-Que era de bastante bien ver.- En una de las manos llevaba un tridente casi más alto de él,recubierto de oro y con perlas en las puntas de arriba del todo. Entramos en el ascensor y le susurré al oído lo guapo que estaba al tiempo que me dedicaba otra sonrisa.
Todo salió a pedir de boca. Yo entrené el tiempo que pude con él en los ratos libres.Pasábamos las noches rememorando viejos tiempos,  y antes de darnos cuenta,llegó el día de las entrevistas. Finnick se vistió con un traje color azul oscuro y una camisa blanca,y durante las preguntas se mostró tranquilo.
Lo peor fueron los juegos. Todo empezó demasiado tranquilo ya que solo murieron siete personas en la Cornucopia. Finnick era muy valiente y resistía a todo como podía. Tuvo dificultades,porque uno de los otros profesionales le hizo una herida que le cubría desde el hombro hasta la parte más baja de la espalda. Estuvo a punto de infectársele pero los mentores y yo conseguimos persuadir a la gente para que le mandaran un ungüento. Los días en la arena transcurrieron rápido. Ya habían pasado casi las dos semanas cuando Finnick se batía en un duelo a muerte con la profesional del uno y el tributo del ocho. Al final ellos se acabaron matando entre sí,y Finnick Odair fue proclamado campeón de los sexagésimo quintos Juegos del Hambre.
Desde que volvió estuvo colmado de riquezas y fama. Pasamos mucho tiempo juntos en el distrito cuatro o bien tejiendo redes en la playa,o jugando a juegos de mesa en nuestras casas en la Aldea de los vencedores. Todo iba muy bien,demasiado bien para mi gusto. Lo único que yo seguía añorando a pesar de haber pasad muchos años,era a mi hijo Luke.Quería saber qué era de él,si estaba casado o tendría hijas..Solo quería saber si seguía vivo,y le iba a poder conocer.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Mi otro nuevo blog :)

Hola majos y majas :)
Veréis,como este blog ya se va terminando,he decidido crear otro: Bethkatil .
Aquí os dejo la presentación,y si os gusta,pasaos a leer el primer capítulo que acabo de publicar :) El capítulo 21 está en producción,y pronto lo publicaré¡Un besazo enorme!
Presentación de Bethkatil:

Peter y Nicole tienen un bebé siendo adolescentes. Aparentemente ambos estaban muy ilusionados con la noticia,pero las apariencias engañan.Su bebé no podrá tener una vida normal,nunca podrá hacerlo ya que unos señores le arrebataron esa posibilidad. Nadie nunca hubiera imaginado que por culpa de una cosa tan pequeña,sucedieran cosas horribles. Todo esto sucede en la quinta comarca del estado escondido de E.E.U.U., Cristeltoe*,la cual es una comarca bastante conflictiva.
*Este estado me lo he inventado,por tanto,no existe.Cualquier coincidencia con la realidad,es pura coincidencia.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Participo en LJDH :)

Estoy encantadísisisisima de decir que soy una de las afortunadas tributos que va a participar en el LJDH virtual de Perla de Carbón :) 
Aquí podréis leer en qué consiste y enteraros como ser "patrocinadores" :) Yo os agradecería que alguien me apoyara jajaja Pero bueno,¡que sois libres de apoyar al que queráis! ¡Muchas gracias por leer mi blog! ¡Un besazo enorme!